Ya vuelve el otoño, exactamente en unos veinte minutos, pero ya llevamos unos cuantos días que notamos su presencia. A mi me sienta fatal, tengo cansancio, sueño, no tengo ganas de nada. Y esa era la reflexión melancólica que iba a hacer hasta que una gran amiga me ha dicho, "nada de melancolías".... y después de pensarlo, he decidido darle la vuelta y buscarle lo bueno al otoño.
Y la verdad, se me ocurren varias cosas.
De entrada, la madre Naturaleza nos ofrece todas sus delicias, es el momento de las nueces, las castañas, las moras, los arándanos, las setas, las avellanas.... un largo sinfín de cosas ricas.
Y los árboles, exhibiendo colores por doquier, ocres, rojos, naranjas. Bueno, para los que vivimos en el monte, esto es un poco plasta, porque nos entran las hojas por todas partes, nos pasamos un par de meses con la escoba en mano, pero bueno.

Y la berrea, esa exaltación del amor de los ciervos, que empieza ahora y dura hasta mediados de octubre. Es digno de verse, los berridos, el porte altivo que llevan con las cuernas a tope.

Y nosotros, pues vamos acumulando cositas para el invierno, al que intentaré en su momento buscarle las cosas buenas, que alguna tendrá. Empieza el horario de invierno en las tiendas, y el sábado a la tarde aprovecharnos para comprar infusiones ricas de rooibos, o chocolate a la canela para preparar en las tardes lluviosas en las que te reunes con los amigos a jugar al trivial de los 80 y de paso intercambiar batallitas infantiles tirados en la alfombra.
Y a preparar la casa, cambiar cosas para hacerla más acogedora, mas cálida, para que de gustillo quedarse....
Y las tardes lluviosas en el sofá, con un libro, o el ordenador, con los gatos alrededor buscando calorcito.... pues es buen plan también.....

Pues no va a ser tan malo esto del otoño. A ver si mi falta de ganas se da por aludida y espabila un poco.
Hasta otra, corazones.
Para Yolanda, gracias por ser tú.